Las muertes por parada cardio-respiratoria representan un problema de primera magnitud para la salud pública, estimándose que anualmente en España, son subsidiarias de reanimación cardiopulmonar (RCP) más de 24.500(*) personas en el medio extrahospitalario y 18.000 en el hospitalario, lo que justifica sobradamente la implantación de las zonas cardioprotegidas. (*) Cifras aproximadas 2004
La mayoría de las muertes súbitas no traumáticas son debidas a cardiopatías isquémicas que originan arritmias cardiacas letales, lo que constituye una de las principales causas de mortalidad en países económicamente avanzados.
El mejor tratamiento de las personas que padecen una parada cardiaca es la aplicación precoz de una serie de acciones que las sociedades científicas médicas han denominado “Cadena de supervivencia”.
Las evidencias clínicas y científicas ratifican que la desfibrilación temprana, en el seno de la cadena de supervivencia, es la respuesta sanitaria más adecuada a este grave problema.
Los desfibriladores externos semiautomáticos (D.E.S.A.), hacen sencilla y segura la aplicación de la desfibrilación por personal no médico autorizado, mediante la realización de un programa específico de formación adecuadamente acreditado, según exigencias legislativas de las diferentes comunidades autónomas